lunes, 7 de marzo de 2011

Insomnio II

Seguía corriendo en paralelo a la carretera que cruzaba el bosque y llevaba a la ciudad.
Después de dos años tumbado en aquella cama cual vegetal, correr sentaba bien. Realmente bien.
La oscuridad sólo se veía  mitigada por el brillo de la luna, los árboles crugían y se balanceaban con el viento y el frio  me golpeaba en la cara y las extremidades hasta que casi perdí la sensibilidad.
Me sentía libre, otra vez. Con voluntad y fuerza para ser más yo que nunca.

Oí como un coche se acercaba.
Me desprendí de la camisa del pijama que llevaba. No podía dejar que me viesen con el nombre de "Rest Hills" estampado en la espalda.
Dediqué un segundo a buscar una piedra de tamaño considerable, cuando me decidí por una, corrí hacia el centro de la carretera y me tumbe en el asfalto, sin soltar mi roca, claro.
Justo a tiempo. El coche apareció tomando la curva de detrás de los últimos abetos y redujo la velocidad hasta detenerse a pocos metros de mi.
     - No. espera Bobby, no bajes- dijo una voz femenina.
Pero Bobby bajó...
Unos pasos se acercaron a mi, y una mano me sacudió el hombro.
     - Ey. Colega ¿Estas bien?.
Abrí los ojos poco a poco.
Bobby era un crio de pelo rubio hasta los hombros con cara de niñato.
     - Ayudame, por favor- susurre.
Bobby me incorporó hasta dejarme sentado.
     - ¿ Qué te ha pasado?
     - Me han robado, el coche, la ropa, todo... y me han golpeado, he perdido el conocimiento, yo...- hundí la cabeza entre las manos.
     - Tranquilo, voy a llamar a la policia ¿de acuerdo?
asentí con la cabeza.
Bobby comenzó a alejarse de vuelta a la furgoneta.
Me levante con lentitud y lo seguí con la piedra aún escondida tras la espalda.
Cuando llegó a la puerta del conductor la alcé por ensima de mi cabeza.
La chica que seguía en el asiento del copiloto gritó.
Bobby giró sobre sus talones y miró con horror mi imporvisada arma.
Yo la baje con fuerza y la estrelle contra su cara.
Note  como se fracturaban los huesos del craneo y contemple con fascinación el chorro de sangre que brotó de la nariz del chico.
Este cayó  al suelo como un fardo, y no pude avitar reir.
La muchacha seguía berreando. Abrí la puerta del conductor y la saqué a rastras del coche.
Era mas bien bonita. con el pelo corto castaño.
La tumbe en el suelo y le rodee el cuello con ambas manos. Cuando presione, comenzó a claverme sus uñas en el antebrazo. Pero eso solo lo hacía interesante.
Cuando quedó inerte, me levante y estire los brazos para desentumecerlos.
Bien, para empezar no estaba mal.
despojé de la ropa el cuerpo de Bobby.  Los pantalones me qedaban algo pequeños ya que superaba en altura al crio. pero sus botas iban perfectas. La camisa blanca quedaba algo estrecha, pero no corta. Pero de que extrañarse, el muchacho era desgarbado  y flacucho, y yo habia pasado por todos los gimnacios de las carceles en las que habia estado. Por desgracia dos años en el manicomio habian sido suficientes para bajar de peso, y dejarme tan solo con unos musculos definidos pero no exagerados y... estoy divagando.
Volvamos al trabajo.
Arrastrar los cuerpos hasta el arcen de la carretera solo me llevo unos minutos. Cubrirlos con algunas hojas y ramas otros cinco.
Me subí al coche y busque cualquier cosa util.
En la guantera encontré un paquete de cigarrillos.
me acomode en el asiento, encendi uno y puse la radio.
Comence a conducir temblando de la exitación. Como un niño pequeño con la promesa de un día en el zoo.
Conducí sin prisas, disfrutando de cada calada y escuchando Highway to hell hasta que avisté la primera señal.
"Bienvenidos a Lowstill".

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