jueves, 21 de abril de 2011

Insomnio VI

Las calles de Dogcity eran la guarderia de Lowstill, donde los futuros criminales se formaban y aprendian el  oficio.
Los callejones estaban infectados de pequeñas pandillas de niños que atracaban a mano armada a cualquiera lo suficiente tonto como para adentrarse entre sus desvencijados edificios.
Las calles estaban desiertas y el único sonido audible era el murmullo y el correteo de los pequeños bastardos.
Ni siquiera a mi, infalible como soy, me hacía gracia adentrarme en aquel lugar, pero era la única zona próxima a la comisaria central que no estaba controlada por la policia.
Cuando giré en uno de los angostos  callejones, casi me di de bruces contra un chaval, que tendria unos doce años.
El muchacho cubria su rostro bajo la visera de una gorra de color negra con el simbolo de los new york yankees.
Pasé por su lado apartandolo de malas formas.
-          ¡Perdona!- le gruñí.
El chico era una marca, señalaba donde comenzaba el territorio de su hermandad, pero yo tenia que pasar por aquel callejón para llegar a los aparcamientos de la comisaria.
A penas había dado dos paso cuando apercieron ante mi.
Los conte rápidamente, siete delante, y luego aparecieron cinco detrás.
Ninguno alcanzaba los 15 años. Exepto, claro, el cabecilla, que se encontraba en el centro de los que cubrian la salida del pasadizo, tendría unos 16 años más o menos.
Todos iban armados con bates de baseball, palancas, tablones de madera, y el cabecilla con un cuchillo de 12 cm, con el mango reforzado con madera barata y que estaba desequilibrado en la empuñadura.
Los ignoré y seguí caminando, hasta donde me cortaban el paso, cuando los fui a apartar, uno de ellos me golpeó en la pierna con su bate y caí de rodillas.
En ese momento el cabecilla, que tenía el pelo de un color rojizo sucio, se acercó a mi. Conmigo de rodillas, le llegaba al chico a la altura del vientre.
   Le miré a lo ojos y el se acercó más.
-          La cartera, y todo lo que tengas- dijo con una voz firme. No solo para que yo me…"asustase”, si no para afianzar su posición dentro de la pandilla.
No pude evitar reirme de lo absurdo de aquella situación. La ratas de Dogcity habían acorralado al gato equivocado.
Las carcajadas brotaban de mi garganta de forma incontrolable, y el muchacho titubeó y retrocedió dos pasos…que no fueron suficientes.
Le golpee con el puño cerrado en el estamago, lo que hiso que soltara el cuchillo y se sujetara la barriga con ambas manos inclinandose hacia adelante.
Me puse en pie y recogí el cuchillo justo cuando varios de ellos se abalanzaban sobre mi.
Antes de que pudiesen echarseme ensima sujete al cabecilla por el pelo y presioné la oja del cuchillo sobre su cuello, lu suficiente como para qe se lo tomaran enserio.
Enseguida retrocedieron y soltaron sus armas improvisadas.
-          Bien- susurre.
Todos bajaron la vista hacia el suelo como los gusanos que eran.
Empuje al pelirrojo, este trastabilleó, y cayó al suelo.
Tiré el cuchillo a su lado y di media vuelta dispuesto a seguir con mi camino, pero antes de perderme en la esquina del callejón, volví y me acerque al primer chico, al de la gorra de los NY. Se la quité y este no protestó.
Desaparecí de aquel lugar, girando a la derecha y poniendome mi nueva gorra.
La salida del callejón daba a una avenida donde, justo al otro lado de la acera estaba la comisaria. Era un edificio de una sola planta de color gris, la entrada principal estaba  flanqueada por un cesped artificial, y la parte trasera daba al aparcamiento donde se hallaban los mercedes  y  los audis. Sí, asi, a un paso de distancía, la mierda putrefacta de Dogcity con la mierda más cara del barrio pijo de Browners.
Bueno, la espera iba a ser larga. A mi izquierda, habia un viejo bagabundo sentado sobre unos cartones, acompañado de un perro grande y negro. El viejo cabeceaba, luchando por no qedarse dormido.
-          ¿Le importa si le hago compañía?- le pregunte mientras me sentaba.
Si me oyó o no, no lo supe. Pero tampoco me impotaba si no le gustaba mi presencia.

Veamos, en las comisarias, todo funciona de forma eficiente. Los que hacen patrulla, son los primeros qe se marchan a sus hogares. Se van seis coches.
Comenzaba a oscurecer y hacia algo de frio, pero, benditos fueran los cartones. El chucho me habia gruñido un par de veces, pero lo había pasado por alto.
Cuando la noche llego y se encendieron las farolas, se marcharon los investigadores. Cuatro coches.
El tio que estaba a mi lado, apestaba, lo mire de arriba a bajo y reparé en su mano, que tenia adornada con una pulsera echa con un alambre que daba varias vueltas alrededor de su antebrazo.
Quedaban otros  siete coches ,  que fueron marchandose poco a poco, mientras yo le quitaba la pulsera al viejo y la estiraba dejando el cable liso.
 Cuando solo quedaron tres coches, supe que se trataban de los que se encargaban de los archivos, a ellos les tocaba el trabajo de recoger y ordenar lo qe los demás dejaban  cuando todos se habían largado.
Elegí un coche al azar y conseguí entrar usando parte del alambre como ganzua. Abrir un coche no es tan sensillo como se ve en las peliculas, primero debes conocer el cierre, qe depende del fabricante,  y luego saber al menos como usar una ganzua, una palanca….
Este era un viejo chevrolet, la ganzua bastaria.
Una vez dentro, cerré la puerta me agazapé bajo el asiento trasero.
No se cuanto estuve en aquella postura, pero deje de sentir las piernes y comencé a pensar que la había cagado y me había metido en un coche de retiro.
Pero cuando empezaba a sopesar la idea de largarme, oí pasos en el exterior que se acercaban al coche.
La puerta se abrió y entro un tío gordo con una calva incipiente. Se acomodó en el asiento del conductor y suspiró.
Antes de que pusiera el coche en marcha, me alce, y le pase el alambre alrededor del cuello hasta sujetarlo desde la parte posterior del reposacabezas.
Él emitió un sonido horrendo, como el chillido de un cerdo.
Yo aumenté la presión del alambre y él calló.
-          Tu eres al que buscan…- dijo con voz entrecortada, mirandome desde el retrovizor- el psicopata de Resthills…
-          Sorpresa…- dije con una sonrisa torcida- Así es como lo haremos, yo te haré preguntas y tu responderas sin rodeos, de forma clara. ¿Entendido?
El guardo silencio, hasta que apreté un poco mas el alambre. Él intentó separarlo de su cuello, algo inutil…
-          SÍ, sí. Entendido- dijo al fin.
-          Muy bien. Y por favor, no cometas ninguna estupidez, como tocar el claxón o gritar… no seria productivo para nadie.
Asintió.
-          ¿Tu nombre?- pregunte.
-          Murray… no me haga daño…
-          ¿Estás al tanto de mi historial, Murray?
-          Sí…
-          ¡Perfecto!...¿Quién lleva mi caso?- él volvió a callarse- Ya he matado a cinco personas en veintiocho horas…¿vas a ser la sexta?
Desde el retrovisor vi como habría desmesuradamente los ojos.
-          El capitán Bradson- respondió apresuradamente.
-          ¿Bradson? Oí que el hijo de puta le había pasado mi caso a los federales.
-          Lo intentó, pero cuando mandó los trámites, ya te tenian en la carcel de Forland, y dijeron que podía encargarse él solo de los asuntos que habían quedado pendientes.
-          ¿Qué asuntos pendientes?
-          …Por favor… tengo familia….
-          ¡Asuntos pendientes! ¡Murray! ¿Qué asuntos?- Bramé.
Vi como se deslizaban algunas lágrimas por sus regordetas mejillas.
-          Protección de testigos…
-          ¿Brandson se encargo de los testigos?
-          Sí.
Tenía lo que queria.
-          No fue para tanto ¿Verdad?
Murray se relajó un poco.
-          ¿ Vas a dejarme marchar?
-          Ojalá.
Terminé de apretar el alambre sobre su cuello, intentó debatirse, pero era un tipo muy grande, en un coche muy pequeño. La tonalidad de su cara paso del morado al azul, hasta qe de repente se quedó inmovil y flácido sobre el asiento.
Salí del coche y me dirigí hacia los suburbios.  Quería regodearme en mi propia proeza, acababa de cargarme a uno de los suyos delante de sus narices, pero solo podia pensar en Bradson.
Y en el testigo que había detrás.

1 comentario:

  1. asdasdasd Tía me encantó el diálogo.. se saaaale!!! Y lo de los coches y las ganzúas!

    Se te da bien meterte en la mente de un criminal, miedo me das!

    Ya lo estaba echando de menos! *llora*

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